Se nos ha enseñado que una relación es una proposición de cincuenta a cincuenta. Una visión más precisa es que dos personas incompletas pueden juntarse y encontrar como completarse. Esta es una premisa falsa que ha tenido un impacto desastroso en nuestras relaciones.
Cada persona debe venir a una relación como toda una persona completa que es capaz de manejar la responsabilidad, dispuesta a participar en la responsabilidad para crecimiento mutuo. Las relaciones de 50-50 usualmente no trabajan.
La premisa es simple: ¿Qué pasa si las dos partes carecen de lo mismo?
Una relación no debe ser una muleta. Queremos desarrollar uniones complementarias donde tengan apoyo las fortalezas y las debilidades. Queremos ser capaces de levantarnos por nuestra propia cuenta, pero levantarnos un poquito más alto en una relación. Queremos traer una identidad a la mesa y tenerla reflejada hacia nosotros un poco más brillante.
Dos mitades no hacen un todo en una relación, y no podemos permitir que alguien más tome responsabilidad por nuestra terminación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario