Ocupaba ser tu cobijo y jamás entendió,
ser la melodía apianada de cada tris.

Apartarte el cabello rebelde que se aferraba delante de tu rostro como si necesitase de ti,
encelado de aquellas sábanas cuales cubrían hermosa silueta.

Debatir a base de besos y erotismo furtivo.

(Un bucle inolvidable que aún aguarda)

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